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MAGGIE WONKA y la FÁBRICA DE BEST SELLERS (1ª parte)

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A comienzos de este año se publicaba que científicos americanos habían descubierto el secreto para escribir best sellers. Decía el ABC -copiando del Telegraph- que los estudiosos habían desarrollado un algoritmo que predecía, con un 84% de fiabilidad, el éxito de un libro. La Patrulla de Salvación necesita fondos para ganar la guerra, que se está haciendo demasiado larga. No tenemos sponsor ni mecenas y luchar con las grandes editoriales, los medios de comunicación mentirosos y los malvados críticos literarios es cada día más costoso. Acuciadas por las deudas y la necesidad de renovar nuestro armamento nos aprendimos la fórmula y escribimos entre las cuatro una novela aplicando el método de los citados científicos. Nos ha salido una novela histórico-romántica con mucho sexo y con asesinos en serie. En nuestro libro los asesinos se enamoran perdidamente de los sacerdotes medievales sacrílegos (en teoría del opus) y las princesas -por amor- azotan y obligan a ponerse cilicios a los miembros de una secta satánica que tiene su inspiración en la Divina Comedia y en la Constitución de Cádiz de 1812. Hay también una investigadora mujer. Nuestra obra se publica en breve, pero no confiamos en que nos saque de pobres. Se la hemos mostrado –la novela- a nuestra amiga Antonia Kerrigan –agente de los mejores escritores de best sellers de España (Dueñas, Jurado, Ruiz-Zafón…)- y nos ha dicho que vamos a vender menos que una ficción romántica escrita de puño y letra por Paquirrín. Es por eso que hemos organizado este trabajo de investigación. A ver si entre todos –como si fuéramos alquimistas- encontrábamos la dichosa formulita.

Todo es por una buena causa. Quédense tranquilos porque los millones de euros que recaudaremos con la nueva novela que vamos a escribir –ahora que ya conocemos la fórmula- los gastaremos en nuestra cruzada para la defensa del Libro y la buena literatura. Ni un céntimo será invertido en bebidas espirituosas y juergas en África. Por estas que son cruces. ¿Verdad, Margaret?

Agradecemos la participación –con sus opiniones- de los escritores Antonio Muñoz Molina, María Dueñas, Isaac Rosa, Enrique de Heriz, Lorenzo Silva, Fernando Sánchez Dragó, José Sanclemente, Silvia Grijalba (de paisano), Flavia Company, Juan Soto Ivars, Daniel Jándula, David Pérez Vega y Ainhoa Rebolledo; de los periodistas Fernando Clemot, Sergio Vila-Sanjuán,  Milo Krmpotic y Jordi Corominas i Julián; de los críticos literarios Carlos González Peon (La Medicina de Tongoy), José María Guelbenzu y Robert Saladrigas; los editores Blanca Rosa Roca (Roca editorial), Luis Solano (L. del Asteroide) y Jan Martí (Blackie Books); los agentes literarios Antonia Kerrigan, Palmira “Dos Passos” Márquez y Guillermo Schavelzon y del  lingüista, editor, articulista y escritor José Antonio Millán.

Introducción

Hay algunos prejuicios en el mundillo literario en referencia a este asunto de los best sellers. Ahí va un puñado de ellos:

1.- Escribir un libro comercial es fácil y sus autores merecen menos respeto y prestigio que los autores de literatura literaria.

2.- Gracias a que los editores publican novelas malas pero muy vendedoras pueden al tiempo editar libros buenos de pensamiento y narrativa literaria. Los segundos subvencionan a los primeros.

3.- El lector tipo de best sellers es una persona inculta y poco informada y el “buen lector”, el que los escritores serios respetan, es el de literatura literaria.

4.- En España no hay más de 10.000 “buenos lectores”.

5.- Las opiniones de un autor de best sellers tiene menos importancia y calado que las que emite un escritor de literatura literaria. Por eso los primeros publican en suplementos y revistas de mujeres y los segundos en suplementos más serios.

6.- No se puede ser autor de best sellers y, al tiempo, de literatura literaria. Hay una clara línea roja que separa ambos campos y quien la cruza no puede volver atrás.

Para desmontar –o no- estos prejuicios, en los próximos días iremos desgranando las opiniones de nuestros insignes colaboradores. Les avisamos que algunos de ellos han mentido en sus declaraciones como bellacos. Forma parte del juego, claro. Lean entre líneas, ya verán qué divertido.

Best sellers genuinos y secuelas

Para centrar el tema nada mejor que hablar con uno que sabe:

Al escritor y periodista Sergio Vila-sanjuán lo pusimos entre la espada y la pared. Teníamos claro que este trabajo sin contar con su ayuda era como jugar al futbol sin balón. La sargento Margaret ha tenido que prometer a don Sergio algunas cosas. Pero todo sea por el libro. Además, a estas alturas la sargento tiene poco que perder.

Sergio Vila-Sanjuán es director de suplemento Cultura/s de La Vanguardia y autor de varios libros de entre los cuales destaca Código Best Seller (Temas de Hoy, 2011). En este ensayo, que en breve vuelve a editar Alianza, se reflexiona sobre los libros más vendidos de la historia y se analiza los puntos fuertes por los que llegaron a tantos lectores. Por su interés reproducimos íntegra la respuesta que Vila-Sanjuán nos dio hace un par de días:

“Lo primero que hay que hacer es diferenciar los best sellers genuinos de las secuelas. Los primeros son los que marcan grandes cambios de tendencia en el mercado editorial y se caracterizan por un tema original, que nadie había abordado hasta entonces, generalmente producto de una larga obsesión del autor. Las secuelas se definen por todo lo contrario, lo que hacen es parasitar la renovación generada por los genuinos superventas. Los primeros son muy interesantes culturalmente mientras que los segundos son fenómenos oportunistas. Best sellers genuinos son Lo que el viento se llevó, El señor de los anillos, Matar a un ruiseñor, Cien años de soledad, El padrino, Papillon, Chacal, El nombre de la rosa, El perfume, Parque Jurásico, Harry Potter y la piedra filosofal, La sombra del viento o El código Da Vinci. En todos estos casos se da la aportación original de un universo personal que consigue conectar con un público amplísimo, renovando el imaginario del momento, al que enriquecen con una aportación de simbolismo. Es absurdo considerar estas obras como productos de marketing ya que ningún publicitario podría haber previsto previamente que iban a funcionar.

En el campo de los best sellers genuinos podemos detectar varios subgrupos: Libros que mueven conciencias (La cabaña del tío Tom, Canción de Navidad, Sin novedad en el frente), Grandes frescos históricos (Ivanhoe, Los tres mosqueteros, Los cipreses creen en Dios, Los pilares de la tierra, El médico), Fábulas y relatos simbólicos (El Principito, El alquimista), Folletón y sus herencias (de Los misterios de París a Harold Robbins), Románticos (Love Story, Los puentes de Madison), Eróticos (Emanuelle, Las edades de Lulú, Cincuenta sombras de Grey), Intriga (de Conan Doyle a Stieg Larsson), Superación de la adversidad (Kon Tiki, Viven), Historias de médicos (La historia de San Michele) de abogados (de Perry Mason a John Grisham), Best sellers cultos (Stefan Zweig, El guardián entre el centeno, Milan Kundera, Marguerite Duras, Jostein Gaarder), Autoayuda (Como ganar amigos e influir sobre la gente), Gastronomía (Las recetas de Simone Ortega), infantiles y juveniles (Enid Blyton, J.K. Rowling, Crepúsculo…).

Desde un punto de vista de enfoque y estructura, ¿hay rasgos comunes? En los best sellers de narrativa suele encontrarse: vocación de universalidad y lenguaje claro (tiende a primar el contenido sobre la forma). Estrategias para conseguir una lectura amena, con dosificación de la intriga y tendencia a terminar en clímax las partes más significativas de la obra. Tono positivo: prima la tesis de que el ser humano es capaz de sobreponerse a su destino y modificarlo (son muy raros los best seller nihilistas). Incluso en los best sellers de no ficción prima la narratividad, la voluntad de presentar los hechos como relato, con profusión de anécdotas. Hasta aquí la teoría.

En la práctica conseguir un best seller genuino es algo que no puede planificarse. O sale o no sale. Un autor tiene algo que contar y en ciertas, afortunadas ocasiones, logra una gran incidencia entre los lectores. O uno ha nacido para esto, o no ha nacido. Embarcarse en secuelas, por el contrario (sobre templarios, vampiros o relaciones SM) sí está al alcance de cualquiera, aunque me temo que no es un empeño que de mucho brillo.”

Expertos

En Patrulla de Salvación, por motivos obvios, la veteranía es un grado. De entre todos los entendidos que han respondido a nuestras preguntas hay cinco, además del ya citado, que por su experiencia; sus amplias y profundas lecturas y sus conocimientos, merecen un respeto. Estoy hablando de los escritores Antonio Muñoz Molina y Fernando Sánchez Dragó; de los críticos Jose María Guelbenzu y Robert Saladrigas y del sabio del mundo de los libros llamado José Antonio Millán.

Antonio Muñoz Molina no cree:

“que nadie pueda fabricar ex profeso un libro con la garantía de que será un superventas, salvo en casos muy particulares, autores que dieron con una fórmula de éxito por casualidad y luego la han repetido. Si los libros de éxito se pudieran programar de antemano todos los editores serían ricos. Y por otra parte la línea entre escritores literarios y comerciales no es tan clara como parece. Muchas novelas escritas con descarado oportunismo comercial no llegan a nada. Y a veces libros sólidamente literarios llegan a muchísimos lectores. No hay que olvidar que entre los bestsellers del siglo XX están Lolita y ElGran Gatsby, por poner dos ejemplos.”

Robert Saladrigas, que también es novelista y para nosotras el mejor crítico literario de España, está de acuerdo con el autor de El Jinete Polaco:

“En mi opinión (de autor) me siento incapaz de escribir un buen best seller. Veo muy difícil construir libros de la calidad de Chacal de John Forshyte, ¿Arde París? de Collins y Lapierre o El padrino de Puzo, por solo poner tres ejemplos de libros que respetan las reglas del género, obligan a ser leídos casi sin darse un respiro y han sobrevivido al tiempo y las modas. ¿Cómo se hace eso? ¿Basta con dominar los “trucos” de los especialistas? Sinceramente no lo puedo creer. Permíteme que insista: proclamo mi incapacidad – o impotencia – más absoluta. ¡Ah¡ Sigo admirando a tipos como Le Carré, sobre todo el de la primera época de George Smiley y la guerra fría. ¿Es o no es un gran autor?”

El profundo conocedor del mundo del libro que es José Antonio Millán, desde otro punto de vista, coincide:

“La idea de que se puede escribir un bestseller encierra al menos dos ingenuidades. La primera: que una obra literaria puede descomponerse en sus elementos para luego crear otra, como si de una figurilla de piezas de Lego se tratara. Segunda: que sabiendo qué obra ha triunfado en un momento dado, puede hacerse otra que arrolle en otro, siendo así que cada tiempo tiene sus caprichos y gustos incomprensibles, y si no, ahí está “Intemperie” para demostrarlo.

Y aun si fuera cierta una y otra cosa (que del análisis de una obra puede brotar la escritura de otra, y que el éxito de un año ilumina las ventas de los posteriores) la creación de un “bestseller” es tarea fatigosa e incluso cara, como demuestran los agradecimientos del último Follet, que ha debido de gastar una millonada en pagar a researchforwriters.com por los datos que luego, torpemente hilados, empaqueta y vende como “novela”.

Siga, siga cada uno transitando su propio camino, no sea que por alcanzar el ajeno se pierda el primero y no se llegue nunca al segundo.”

Fernando Sánchez-Dragó, sin embargo, afirma que hacer un best seller está “tirado”. Nos hubiera sorprendido si responde de otra forma:

“Los bestsellers son casuales. Hay libros que reúnen todos sus ingredientes y, pese a ello, no llegan a venderse. Con eso quiero decir que es hacedero, para un escritor serio, escribir uno ateniéndose a su consabida fórmula y degradando su dignidad literaria, pero eso no le garantiza el éxito popular. Escribir un bestseller es tirado si tienes un mínimo de oficio. ¿Se dejaría en esa gatera los pelos de su prestigio un escritor de culto? Depende. Hay casos en los que eso no ha sucedido. Si confesara públicamente por qué lo ha hecho, quizá se salvase de la quema, pero su amor propio (ahora los cursis lo llaman”autoestima”) no volvería a levantar cabeza. Mala inversión es ésa. Yo, como Bartleby, preferiría no hacerlo para salir de pobre, por mucho que la crisis me muela las costillas. Un escritor de verdad que se presta a ese juego deja de ser escritor para convertirse en tahúr.”

Dejamos para el final la opinión de José María Guelbenzu porque seguro que para ustedes, queridos lectores, que aman el morbo y el escándalo, será la más sabrosa:

“Yo creo que escribir “a intención” un best-seller es harto difícil y la prueba es la cantidad de ellos que lo intenta y los pocos que lo consiguen. Un autor literario puede intentar imitar el estilo del superventas, pero difícilmente logrará un buen resultado porque se necesita hacer un ejercicio de hipocresía demasiado violento. Lo que sí puede ocurrir es que un buen libro sea best-seller: tiene que ver con la feliz e inhabitual coincidencia de escribir sobre algo que está en el ambiente, que se siente venir (fue el caso de “Cien años de soledad” para una sociedad necesitada de imaginación). Pero, a fin de cuentas, cada autor define a su público con su estilo y su estilo es lo que lo singulariza. Lo que viene detrás depende de las circunstancias. Fabricar un best seller también se hace incluso desde el interior de las editoriales, un trabajo de equipo bajo el nombre inventado de un autor inexistente o bajo una cara conocida que se presta. En fin, que para enriquecerse yo recomiendo el narcotráfico, el pufo financiero o la política entendida como uno mismo. Es más eficaz y requiere menos presión.

Repreguntado por la sargento sobre eso de que “se puede hacer un best seller desde dentro de las editoriales” Guelbenzu, que además de crítico y novelista ha sido editor y está casado con una editora, respondió:

No puedo dar datos, pero es verdad que hay best sellers que se escriben a varias manos o que los escribe un autor y en la editorial se lo pulen y re-trabajan hasta que queda todo lo comercial que se desea. Lo cual no me parece mal, es una fórmula como otra cualquiera. Ahora, de ahí a la Literatura hay un abismo; no sé si seguirá siendo así en el futuro.

Las negritas son mías. Of course.

Nota: mañana, o pasado, podrán leer las opiniones de verdaderos creadores de best seller, como María Dueñas y Lorenzo Silva; de los agentes literarios más importantes de España: Antonia Kerrigan, Palmira “Dos Passos” Márquez y Guillermo Schavelzon; y demás fauna literaria.

Otra nota: Más portadas de Lolita (aquí)

La 2ª parte de este reportaje (aquí).



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